viernes, 14 de diciembre de 2012

¿Cómo celebras la Navidad?



Qué estas fiestas de Navidad nos permitan reflexionar sobre su verdadero significado, para recibir con un corazón humilde y sincero al Salvador del mundo, el Señor Jesús.

domingo, 9 de diciembre de 2012

EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS



Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna





Al igual que el Padre y el Hijo, el Espíritu Santo es Dios. No es un Dios diferente, sino que junto al Padre y el Hijo, las tres Personas al mismo tiempo, son el Dios Único, Yavé. A continuación, citamos los textos bíblicos que así nos lo confirman:


Mt 12.31,32 Calumniar al Espíritu Santo es cosa que no tendrá perdón … Al que calumnie al Espíritu Santo no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.

Mt 28.19 ‘Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’.

Jn 14.26 ‘En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará…’



Hch 10.19-20 El Espíritu le dijo: ‘Abajo están unos hombres que te buscan. Baja y vete con ellos sin vacilar, pues los he enviado yo’.

Hch 28.25 ‘Es muy acertado lo que dijo el Espíritu Santo cuando hablaba a sus padres por boca del profeta Isaías’.

Rom 8.26 No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos.

Rom 8.27 Aquel que penetra los secretos más íntimos entiende esas aspiraciones del Espíritu.

1 Cor 2.10-11 El Espíritu escudriña todo, hasta las profundidades de Dios. De igual modo, sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios.

2 Cor 13.14 La gracia de Cristo Jesús, el Señor, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.

Heb 3.7,9 Escuchemos lo que dice el Espíritu Santo: … cuando me tentaron sus padres, me pusieron a prueba y vieron mis prodigios.

Heb 10.15-16 Lo declara el Espíritu Santo. Después de decir: Esta es la alianza que pactaré con ellos…, el Señor añade: pondré mis leyes en su corazón.




Ad mayorem Dei gloria



JESÚS ES DIOS



Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna




Algunas sectas fundamentalistas quieren señalar que Jesús es un “dios” pero no Dios, como decimos nosotros los católicos y la mayoría de los cristianos. Quieren rebajar a Jesús a un “dios” de segunda categoría, interpretando erróneamente algunas citas bíblicas. Veamos por el contrario que la Palabra de Dios nos dice perfectamente que Jesús es Dios, al igual que el Padre y el Espíritu Santo. Incluso algunos, más equivocados todavía, insinúan que Jesús es el arcángel Miguel, pero leamos que nos dice la Biblia sobre los ángeles:


Hb 1.14 Pues todos ellos (los ángeles) no son más que funcionarios espirituales.


A continuación, revisemos los textos bíblicos que nos dicen sin dejar ninguna duda que Jesús es Dios, es el mismo Yavé:


Mt 3.3 Es a Juan a quien se refería el profeta Isaías cuando decía: Una voz grita en el desierto: Preparen un camino al Señor.

Is 40.3 Una voz clama: ‘Abran el camino a Yavé en el desierto’.


Isaías dice en su libro “Abran el camino a Yavé” y cuando viene Juan el Bautista dice “Preparen un camino al Señor” refiriéndose a Jesucristo. Pues, aquí nos dice la Escritura que Jesús es Yavé Dios.


Hch 2.16,21,36 …lo que anunció el profeta Joel: … Y todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará… Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús.

Jl 3.5 Entonces serán salvados todos aquellos que invoquen el Nombre de Yavé.


El profeta Joel nos anuncia que los que invoquen el Nombre de Yavé serán salvados. Tras el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, el apóstol Pedro – citando al profeta Joel – dice que el que invoque el Nombre del Señor se salvará y, más adelante aclara que este Señor, cuyo Nombre al ser invocado nos dará la salvación, es Jesucristo. En otras palabras para Pedro, el Señor (Jesucristo) es nuestro Dios Yavé.


Jn 8.24-25 Si no creen que Yo Soy morirán ... Le preguntaron: ‘Pero, ¿quién eres tú?’ …Les contestó: ‘Exactamente lo que acabo de decirles’.

Jn 8.27 ‘Cuando levanten en alto al Hijo del Hombre, entonces conocerán que Yo Soy’.

Ex 3.14-15 Dios dijo a Moisés: ‘Yo Soy: YO-SOY’. Así hablarás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes. Y también dirás: YAVE, el Dios de sus padres, …, me ha enviado. Este será mi nombre para siempre’.


En las citas anteriores, vemos que Jesús toma para sí, el Nombre mismo de Dios: YO SOY, como lo encontramos claramente en el evangelio de San Juan. La cita tomada del Éxodo, nos recuerda que el Nombre con el cual se identificó Dios en el monte Sinaí, cuando habló a Moisés, fue precisamente YO SOY. Más clara no puede ser la Biblia: Jesús es Dios.


Para terminar, encontramos a continuación citas tomadas de la Sagrada Escritura que refuerzan más lo afirmado: Jesús es Dios. El tomar para sí el título de Dios, fue precisamente uno de los motivos por los cuales los judíos condenaron a Jesucristo, pues consideraban esta afirmación como una blasfemia.


Jn 1.1 En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

Jn 5.18 Se hacía a sí mismo igual a Dios, al llamarlo su propio Padre.

Jn 10.30 ‘Yo y el Padre somos una sola cosa’.

Jn 10.33 ‘No te apedreamos por algo hermoso que hayas hecho, sino por insultar a Dios; porque tú, siendo hombre, te haces Dios’.

Jn 14.9-10 El que me ve a mí, ve al Padre… ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?

Jn 17.10 ‘Pues todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío’.

Jn 20.28 Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’.



Hb 1.6 Al introducir al Primogénito en el mundo, dice: Que lo adoren todos los ángeles de Dios.

Rom 9.5 Cristo es uno de ellos según la carne, el que como Dios está también por encima de todo.

Fil 2.6 El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada.

Tit 2.13 Ahora nos queda aguardar la feliz esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro magnífico Dios y Salvador, Cristo Jesús.

Hb 1.5 En efecto, ¿a qué ángel le dijo Dios jamás: Tú eres mi Hijo, yo te he dado la vida hoy? ¿Y de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un Padre y él será para mí un Hijo?

Sal 2.7 Voy a comunicar el decreto del Señor: El me ha dicho: ‘Tú eres hijo mío, yo te he engendrado hoy’.

Hb 1.8-9 Al Hijo, en cambio, se le dice: Tu trono, oh Dios, permanece por siglos… Por eso, oh Dios, tu Dios te concedió…

Sal 145.7-8 Tu trono, oh Dios, es firme para siempre... Por eso Dios, tu Dios, te dio a ti solo una unción…

2 P 1.1 … de recibir una fe tan preciosa y ser renovados por nuestro Dios y Salvador Jesucristo.

Ap 5.12 Gritaban a toda voz: Digno es el Cordero degollado de recibir poder y riqueza, sabiduría y fuerza, honor, gloria y alabanza.

Ap 5.13-14 Oí que decían: Al que está sentado en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Y los cuatro Seres Vivientes decían el ‘Amén’, mientras los Ancianos se postraban y adoraban.



Ad mayorem Dei gloria





EL ALMA ES INMORTAL



Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna




Los Testigos de Jehová dicen que la vida corporal que poseemos es lo mismo que el alma, por lo cual al morir, nuestro ser desaparece y solamente queda en la memoria de Dios, hasta el día de la resurrección, cuando El nos vuelva a la vida. Pero eso se contradice completamente con lo que nos enseña la Biblia sobre el particular. Nosotros creemos que una parte nuestra: alma o espíritu, llamémosla como mejor nos parezca, es inmortal y perdura a nuestra muerte física. Veamos los pasajes bíblicos que fundamentan la doctrina católica sobre este punto:


Gn 5.24 Enoc anduvo con Dios hasta que Dios se lo llevó: sencillamente desapareció. (Sir 49.14)

1 Sm 28.15 Samuel le dijo: ¿Por qué has molestado mi descanso?

2 Re 2.11 Y Elías subió al cielo en un remolino.




Mal 3.23 Les voy a enviar al profeta Elías antes que llegue el día de Yavé.

Sab 3.1-3 Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. En realidad, entraron en la paz.

Ecl 12.7 El polvo vuelve a la tierra de donde vino, y el espíritu sube a Dios que lo dio.

Sir 48.10 Esta escrito que volverás (Elías) un día para apaciguar la cólera.

Mt 10.28 ‘No teman a los que sólo pueden matar el cuerpo, pero no el alma’.

Mc 9.4; Y se les aparecieron Moisés y Elías que hablaban con Jesús. (Lc 9.30; Mt 17.3)



Lc 16.25 ‘Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos’.

Lc 20.38 ‘El no es Dios de muertos, sino de vivos, y todos viven por El’.

Lc 23.43 ‘Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso’.



Jn 8.56 ‘En cuanto a Abraham, se alegró pensando ver mi día. Lo vio y se regocijó’.

1 Cor 15.6 Después se dejó ver por más de quinientos hermanos juntos, algunos de los cuales ya han entrado en el descanso.

2 Cor 5.28 Por eso nos viene incluso el deseo de salir de salir de este cuerpo para ir a vivir con el Señor.

2 Cor 12.2-4 Sé de un cierto creyente … que fue arrebatado al paraíso.

Filip 1.23 Por una parte siento gran deseo de largarme y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor.

1 Tes 5,23 Que se digne guardarlos sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús.

Heb 11.5 Enoc fue trasladado al cielo en vez de morir … Dios se lo había llevado.



Heb 12.23 A Dios, juez universal, al que rodean los espíritus de los justos que ya alcanzaron su perfección.

1 P 3.19-20 Entonces (Jesús) fue a predicar a los espíritus encarcelados; me refiero a esas personas que se negaron a creer en tiempo de Noé.

1 P 4.6 El evangelio ha sido anunciado a muchos que han muerto; … , a través del Espíritu viven para Dios.

Ap 6.9-10 Divisé debajo del altar las almas de los que fueron degollados a causa de la palabra de Dios …Se pusieron a gritar con voz muy fuerte.

Ap 11.12 Entonces una voz poderosa les gritó desde el cielo: ‘Suban’. Y subieron al cielo en medio de la nube a la vista de sus enemigos.

Ap 14.3 Y nadie podía aprender aquel canto, a excepción de los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido rescatados de la tierra.




Enoc como Elías fueron llevados al cielo por Dios: no murieron. Veamos también en la cita de la transfiguración de Jesús, tanto Moisés como Elías, conversan con el Señor; es decir, los dos estaban vivos. Jesús también dice que Abraham vio su día: esto sólo es posible si aceptamos que estaba vivo ya en la gloria de Dios. Pablo nos dice en dos oportunidades que para él sería mejor ir ya a encontrarse con Cristo – porque sabe que tras su muerte iría directamente a encontrarse con Jesús –. Pedro nos escribe en sus cartas que Jesús predicó el evangelio a personas que ya estaban muertas, a los espíritus encarcelados. Esto sólo se explica si dichos espíritus estaban vivos, condición necesaria para que pudieran recibir el mensaje. En el libro del Apocalipsis leemos que debajo del altar se encontraban las almas de los mártires y que éstas gritaban con voz fuerte: todo por una sencilla razón, las almas de los justos están vivas, como nos lo dicen también los otros textos bíblicos que se han citado. Más claras son las palabras de Jesús al ladrón: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, texto que los Testigos de Jehová han traducido erróneamente para argumentar su posición, pero la Biblia es muy clara: “Hoy mismo”, el mismo día, en unos momentos más.

     
Ad mayorem Dei gloria

NO BASTA LA INTERPRETACIÓN PRIVADA DE LA BIBLIA: TRADICIÓN DE LA IGLESIA Y SOLA ESCRITURA


Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna





Los hermanos separados dicen que basta la libre interpretación de la Biblia, es decir, que uno solo, por sí mismo (dicen que con la ayuda del Espíritu Santo) puede entenderla, y que no se requiere que alguna autoridad (en este caso el Magisterio o Tradición de la Iglesia Católica) nos de la interpretación correcta. Esta concepción equivocada de las cosas, es la que precisamente ha dado origen a la aparición de miles y miles de sectas, cada cual llamándose a sí mismas cristianas y arrogándose el derecho de poseer la interpretación verdadera de la Escritura. La doctrina católica sobre este punto dice que la interpretación fiel y verdadera, la da el Magisterio de la Iglesia (es decir el Papa reunido con los Obispos), basado en la Tradición Apostólica (es decir la enseñanza que se conserva fielmente en nuestra Iglesia Católica desde los orígenes del cristianismo).


Como ejemplos bíblicos de que ya entonces, en la época que se escribió el Nuevo Testamento, existía la Tradición, es decir, la transmisión de la enseñanza religiosa de forma exclusivamente oral, tenemos los siguientes:


Mt 2.23 Así había de cumplirse lo que dijeron los profetas: lo llamarán nazareno.

Jud 14-15 El patriarca Enoc, el séptimo después de Adán dijo: ‘El Señor viene con miles de ángeles para juzgar a todos’.



1 Cor 5.9 En mi carta (falta una carta a los Corintios) les decía que no tuvieran trato con la gente de mala conducta.

Col 4.16 Después de que sea leída esta carta entre ustedes, procuren que sea leída también en la Iglesia de Laodicea, y consigan, por su parte, la que ellos recibieron, para leerla ustedes.

Fil 3.1 A mí no me cansa escribirles otra vez las mismas cosas, y para ustedes es más seguro.



Vemos en el primer caso que Mateo habla de la enseñanza de los profetas de que Jesús sería llamado “nazareno”, pero como podemos comprobar, esto sólo se conservó gracias a la Tradición, porque no existe ningún libro de la Escritura que anteriormente al Evangelio, mencione que Jesús sería llamado así. En el segundo caso, Judas en su carta cita el libro de Enoc, que no es un libro canónico; es decir, no se encuentra dentro del canon de los libros de la Biblia, pese a lo cual Judas lo toma de referencia al escribir. En el tercer ejemplo, vemos que Pablo en su primera carta a los corintios les habla de una carta anterior a ésta, que no se ha conservado, o en todo caso, no se ha encontrado aún. Esto nos dice que no toda la enseñanza de los apóstoles ha llegado hasta nuestros días de manera escrita, pero sin embargo, se ha guardado fielmente en la Tradición Apostólica, que celosamente preserva la Iglesia Católica. En la carta a los Colosenses, descubrimos que existía también una carta de Pablo a los de la Iglesia de Laodicea, que no ha llegado hasta nuestros días. Esto demuestra una vez más nuestra posición de que no todos los escritos sagrados se han podido conservar. Por último, la cita de la carta a los Filipenses, nos dice que Pablo ya les había escrito con anterioridad a los de esta Iglesia, sobre el tema que a continuación describe (Fil 3.2ss). Pero, vemos que no existe en nuestra Biblia escritos antiguos a esa congregación. Por eso insistimos, no todo lo que se escribió ha quedado registrado, pero pese a todo, esa enseñanza se encuentra preservada con total fidelidad en la Tradición de nuestra Iglesia.


En las citas que vienen a continuación, podemos notar que no todo lo que se enseñó en la Iglesia desde el principio se escribió, sino que gran parte de la enseñanza se hizo de forma oral, con el ejemplo de vida. Todas esas enseñanzas que no están escritas en la Biblia son las que constituyen la Tradición de la Iglesia, y que no hay que confundir con costumbres o hábitos, que pueden variar de acuerdo a las épocas históricas.


Jn 21.25 Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.

2 Tes 2.15 Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta.

2 Tim 3.10 Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis proyectos, mi fe.

2 Jn 12 Tendría muchas más cosas que escribirles, pero prefiero no hacerlo por escrito … Espero ir a verlos y hablarles personalmente.



3 Jn 13 -14 Tendría muchas cosas más que decirte, pero no quiero hacerlo por escrito, … Espero verte pronto y hablaremos cara a cara.

Fil 4.9 Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer.

1 Cor 11.34 Lo demás ya lo dispondré cuando vaya.

2 Tim 4.13 Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos.


Por otra parte, encontramos también pasajes bíblicos que nos hacen notar que no basta la interpretación personal para entender correctamente la Palabra de Dios, sino que se requiere de una autoridad competente (en este caso el Magisterio de la Iglesia Católica), para comprender fielmente el sentido pleno de la Sagrada Escritura. Lo contrario, es la causa de la aparición de nuevas sectas cada día, cada una más apartada de la verdad.


Hch 8.31 El etíope contestó: ‘¿Cómo lo voy a entender si no tengo quien me explique?’.



Rom 6.19 Ven que uso figuras muy humanas, pues tal vez les cueste entender.

2 P 1.20 Sépanlo bien: ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia.

2 P 3.16 Hay en ellas (cartas de Pablo) algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes y poco firmes en la fe interpretan torcidamente.

2 Cor 4.3 Si a pesar de eso permanece oscuro el Evangelio que proclamamos, la oscuridad es para los que se pierden.


Por último, la Iglesia Católica, que es la que persiste desde el principio, fundada por Cristo sobre Pedro, ha sido llamada a ser celosa guardiana del depósito de la fe, de la sana enseñanza y con la responsabilidad de dar la interpretación correcta de la Sagrada Escritura. La Tradición Apostólica se ha transmitido y se sigue transmitiendo al Papa y los Obispos, sucesores de los apóstoles. La Iglesia Católica es la única garantía, con la ayuda del Espíritu Santo, de que el mensaje evangélico ha de permanecer inalterado hasta el fin de los siglos.


1 Tes 4.2 Conocen las tradiciones que les entregamos con la autoridad del Señor Jesús.

1 Tim 5.22 No impongas a nadie las manos a la ligera, pues te harías cómplice de los pecados de otro.

1 Tim 6.3 Si alguno enseña en otra forma y no se atiene a las palabras auténticas, que son las de Cristo Jesús, y a la enseñanza que honra a Dios.

2 Tim 2.2 Cuanto has aprendido de mí, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros.

2 Tim 1.13 Toma como norma la sana doctrina que has oído de mí sobre la fe y el amor según Cristo Jesús. Conserva el precioso depósito.

2 Tim 1.14 Conserva el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

2 Tim 3.14 Tú, en cambio, quédate con lo que has aprendido y de lo que estás seguro, sabiendo de quiénes lo recibiste.

1 Jn 2.24 Permanezca en Uds. lo que oyeron desde el principio; si permanece en Uds. … permanecerán en el Hijo y en el Padre.


Para demostrar, una vez más, que no sólo basta con predicar la Palabra de Dios por cuenta propia, sino haciéndolo de acuerdo al Magisterio de la Iglesia (en comunión con lo que enseña el Papa y los Obispos), veamos el libro de los Hechos de los Apóstoles, en el cual encontramos que Apolos, pese a hablar en forma acertada con respecto a Jesús (Hch 18.25), fue llamado por los apóstoles para que estos le explicaran claramente como debía de ser su predicación:


Hch 18.26 (Apolos) hablaba, pues, con mucha convicción en la sinagoga. Al oírlo Aquila y Priscila, lo llevaron consigo y le expusieron con mayor precisión el camino.




Recordemos, para terminar, que durante los primeros años de la predicación de los apóstoles, la enseñanza de la doctrina cristiana se hacía única y exclusivamente de manera oral, es decir, por la Tradición Apostólica, pues hasta entonces no se habían escrito ni los evangelios ni las cartas apostólicas. Sólo posteriormente se fueron redactando los libros que conforman el Nuevo Testamento. Cabe mencionar; además, que quién determinó qué libros pertenecían y cuáles no al canon bíblico (o sea la relación oficial de los libros de la Escritura) fue la Iglesia Católica, a fines del siglo IV y precisamente este Canon Bíblico, establecido por la Iglesia Católica a la cual tanto condenan, es la que aceptan nuestros hermanos separados. Talvez no se percatan de ello, pero al aceptar como válidos los libros de la Biblia, están aceptando la Tradición de la Iglesia, que fue quien la determinó.




Ad mayorem Dei gloria

¿QUIÉN ES MARIA PARA LA IGLESIA?



Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna

 




María es la Madre de Jesús y por tanto es la Madre de Dios, porque Jesús es Dios, como ya veremos más adelante. María es la Reina del Universo, porque Jesús es el Rey del Universo, y la madre de todo rey es también reina. María es Nuestra Señora, pues es la Madre de Nuestro Señor. María intercede ante su hijo por nosotros, como lo hizo en las Bodas de Caná (Jn 2.1-11), y como también demostraremos, lo pueden hacer las personas santas que ya viven en presencia de Dios. María es modelo de los cristianos por sus virtudes. María es nuestra madre, pues como dice el libro del Apocalipsis, son hijos de la Mujer (Ap 12), los que siguen los mandamientos de Dios. Si nosotros nos consideramos realmente cristianos y cumplidores de los mandatos del Señor, tenemos que aceptar que María es nuestra Madre, es la Madre de la Iglesia. Por otro lado, ya Jesús nos la dejó como Madre en la persona de su apóstol Juan, mientras agonizaba en la cruz, y así como aquél la recibió en su casa desde aquel día (Jn 19.27), nosotros también debemos recibirla en nuestras vidas si es que realmente nos llamamos cristianos. Todo verdadero cristiano tiene que amar y venerar a María, pues es la Madre de nuestro Salvador, la llena de gracia, la bienaventurada, llena del Espíritu Santo.


Jn 19.26-27 Jesús, al ver a la Madre, … dijo a la Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Después dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’.




Ya desde el principio, Dios anuncia enemistad entre Satanás y entre la Mujer. María es la nueva Eva, así como Jesucristo es el nuevo Adán. Es una nueva creación:

Gn 3.15 ‘Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza …




María es la Madre de Dios, no porque se le haya ocurrido a la Iglesia Católica, como dicen muchos hermanos protestantes, sino porque la misma Palabra de Dios, el Espíritu Santo a través de los labios de Isabel, así lo proclama. Cuando la llama Madre de mi Señor, le está diciendo la Madre de mi Dios. Recordemos que Isabel era esposa de Zacarías, sacerdote de Dios y por lo tanto, no era ignorante sobre el sentido de sus palabras; además, lo dijo estando llena del Espíritu:


Lc 1.43,45 ‘¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!’.




Decir que María es solamente madre de la naturaleza humana de Jesús, como dicen los hermanos separados, es una completa herejía, puesto que Jesús es Dios-Hombre, es una persona con dos naturalezas indivisibles. Justamente en eso consiste el misterio de la Encarnación: en que Dios tomó la naturaleza humana, se hizo hombre. Una madre lo es de la persona y no de la naturaleza. Para aclarar el tema, veamos como ejemplo nuestra propia vida: nuestro espíritu no procede de nuestra madre, sino de Dios. No por eso se nos ocurriría la barbaridad de decir que nuestra mamá es sólo madre de nuestro cuerpo pero no de nuestro espíritu. Nuestra madre lo es de nuestra persona. Así igual, la naturaleza divina de Cristo no procede de María, pues Jesús es Dios increado, eterno; pero su humanidad si procede de ella, por eso es su hijo. Como el Hijo es Dios, su madre: María, es madre de Dios.


María es modelo de humildad, pues se reconoce a sí misma, como la servidora, como la esclava del Señor. De estos textos, equivocadamente, se quieren valer nuestros hermanos separados para criticar la veneración que nosotros brindamos a la Madre de Dios, porque dicen ellos que María no puede ser alguien especial, pues ella misma dice que es sierva. Pero, nuevamente se equivocan: si esto fuera así, a Jesús tampoco deberíamos reconocerlo como Dios, pues sabemos por la profecía de Isaías que Jesucristo es el Siervo de Yavé (Is 42.1), y además en la Carta a los Filipenses, se dice que Jesús se hizo servidor (FIl 2.7). Usando el mismo criterio equivocado de los protestantes, consideraríamos de menor categoría al mismo Jesús. Pero como ya sabemos: Jesús es Dios, pese a lo cual, es al mismo tiempo el Siervo de Yavé. De igual forma, María es la Madre de Dios y también la sierva de Dios. Esto no la disminuye, al contrario, la engrandece. No olvidemos las palabras del mismo Cristo: “El que se humilla, será engrandecido”.


Lc 1.38 Dijo María: ‘Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho’.

Lc 1.47-48 ‘Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava’.



María es modelo de fe, pues el mismo Espíritu Santo – a través de Isabel – la reconoce como dichosa, como feliz, por creer en el mensaje que le ha sido dado de parte de Dios. Esto a diferencia de Zacarías, padre de Juan el Bautista, quien también recibió la visita del arcángel Gabriel, y pese a lo que se le anunció tuvo dudas, por lo cual fue enmudecido durante un tiempo (Lc 1.20). A María no le ocurrió algo similar, puesto que ella si tuvo fe:


Lc 1.38 Dijo María: “… Hágase en mí tal como has dicho”. Después la dejó el ángel.

Lc 1.45 ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!’.



La fe y la confianza absoluta de María van incluso más allá de la respuesta inicial negativa de Jesús en Caná, pues pese a que El le dice que su hora aún no había llegado, ella insiste y se entrega confiadamente a la misericordia de su Hijo, por lo que indica a los empleados de las bodas que siguiesen las indicaciones de Jesús, tras lo cual El hace el milagro. Si Jesús no hubiese tomado en serio la petición de su Madre, pues simplemente no habría transformado el agua en vino, pero vemos que la Biblia nos dice que Jesús sí hizo el milagro. En otras palabras, Jesús oyó y accedió a la petición (intercesión) de su Madre. María, es por esto también, modelo de intercesión:


Jn 2.5 Jesús le respondió: ‘Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? …’ Pero su madre dijo a los sirvientes: ‘Hagan lo que él les diga’.




María es una mujer bendita, o como lo dice el diccionario santa y bienaventurada; María es llena de gracia, esta llena de la presencia continua de Dios; María es la favorecida del Señor, pues en ella se fijó para ser la madre de su Hijo:


Lc 1.28 Llegó el ángel hasta ella y le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’.

Lc 1.30 Pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has encontrado el favor de Dios’.

Lc 1.42 (Isabel) exclamó en alta voz: ‘¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!’


María, era una mujer reflexiva que meditaba continuamente sobre los acontecimientos de la vida de Jesús, y seguramente ella fue la que brindó información al escritor bíblico, sobre la infancia del Salvador, pues quién mejor que ella, su Madre, para conocer sobre la niñez de su Hijo. Veamos, además, que Jesús fue obediente en todo a María como el buen hijo que era, pues María fue una buena madre:


Lc 2.19 María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.



Lc 2.51 Posteriormente siguió obedeciéndoles (a María y José). Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón.


María sufrió incomprensiones y dolor por causa del sufrimiento de su Hijo, como se lo había profetizado Simeón, cuando ella y José presentaron al niño Jesús en el Templo. Por eso decimos que María es corredentora, pues fue partícipe del dolor de Cristo, al cual unió su propio sufrimiento:


Lc 2.34-35 ‘Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras que a ti misma una espada te atravesará el alma’.



Encontramos a María, en el primer núcleo de la Iglesia, junto al grupo de los apóstoles y los otros seguidores de Jesús. María era del grupo de los creyentes: ella fue la primera creyente en Jesús, porque ya desde antes fue considerada como dichosa por creer en el Señor, e incluso en el primer milagro de Jesús en las bodas de Caná no se dice que ella creyó – puesto que ya creía – sino más bien los que creyeron fueron los apóstoles:


Hch 1.14 Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.



Lc 1.45 ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!’.


En el libro del Apocalipsis, podemos encontrar más referencias sobre María, Madre de la Iglesia. En primer lugar, se le llama el Arca de la Alianza, porque fue ella quien albergó en su seno durante nueve meses al Salvador. Cuando se habla más delante de la Mujer, vestida de sol; se dice de ella que está embarazada y da a luz un Hijo varón que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro: ese Hijo es Jesús (Sal 2.8-9), por consiguiente la mujer a la que se hace referencia es María, pues ella es su madre. Pero profundicemos más: a continuación se menciona que los otros hijos de esta Mujer, son los que observan los mandamientos de Dios, en otras palabras: todos los que nos decimos llamar cristianos. Dicho de otro modo: un verdadero cristiano debe aceptar que su Madre es esta Mujer (María) a la que se hace referencia en el libro del Apocalipsis. Es por este motivo que la Iglesia considera a María como Madre de la Iglesia y sobre todo porque Jesús nos las dejó como Madre cuando se la encomendó al apóstol Juan, en cuya persona nos la entregaba como Madre de toda la cristiandad.


Ap 11.19 Entonces se abrió el Santuario de Dios en el Cielo y pudo verse el arca de la Alianza de Dios dentro del Santuario.

Ap 12.1-2 Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Esta embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de dar a luz.



Ap. 12.5 Y la mujer dio a luz un hijo varón, que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro.

Ap 12.17 El dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.


A continuación, encontramos otros textos más que nos hablan de María, para que comprendamos mejor, junto a todas las citas anteriormente mencionadas lo que ella es para la Iglesia:


Cant 6.10 ¿Quién es esta que surge como la aurora, bella como la luna, brillante como el sol, temible como un ejército?

Mt 1.22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: la virgen concebirá y dará a luz un hijo.

Is 7.14 El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel.

Mt 2.11 Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.




Para terminar, veamos que solamente los católicos proclamamos como bienaventurada a María. De generación en generación, únicamente la Iglesia Católica le canta a María, la venera por ser Madre de nuestro Señor, la proclama feliz. Los que no lo hacen, simplemente desobedecen la Palabra de Dios:


Lc 1.48-49 ‘Desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí’.



Ad mayorem Dei gloria


sábado, 8 de diciembre de 2012

¿QUIÉNES ERAN LOS LLAMADOS HERMANOS DE JESÚS?



Dr. Jorge Arturo Rodriguez Reyna




El error de nuestros hermanos separados sobre este tema, parte de su desconocimiento del significado del término HERMANO, como se usa en la Biblia (Sobre el significado de este término, trataremos más adelante). Si leemos con cuidado, veremos que hasta los doce años en que Jesús fue hallado en el Templo de Jerusalén (Lc 2.41-51), no se menciona en ninguna parte de la Biblia que Jesús haya tenido más hermanos (en el sentido que nosotros entendemos, es decir, hijos del padre y/o la madre). Si analizamos detenidamente, llegamos a la conclusión de que resultaría ilógico – si es que María hubiese tenido más hijos – que, durante doce años, ella y José no tuvieron ningún hijo además de Jesús, y sin embargo, en 18 años (hasta que Jesús cumplió treinta años e inició su vida pública), procrearon un mínimo de 7 hijos, pues si así consideramos a los mencionados en Mateo y Marcos, diríamos, equivocadamente, que así fue:


Mt 13.55-56 ‘¡Sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros’ (Mc 6.3).


Si asumimos, según dicen los protestantes, que aquí se refiere a hermanos de padre y/o madre, es lícito preguntarse, entonces: ¿es razonable pensar que María y José, tuvieron 7 hijos en 18 años, mientras que en los 12 años previos, no?. Por supuesto que suena irracional. Y aún más, vemos que cuando se hace referencia a los “hermanos de Jesús” se les llama con nombre propio, es decir se les trata como personas conocidas, personas ADULTAS. Conviene recordar que los judíos consideran la mayoría de edad a los 12-13 años. Pues bien, si aquí se les llama por su nombre propio, deberíamos asumir que estos “hermanos” eran ya adultos, por lo cual debían de tener un mínimo de 12 años. Entonces: Si Jesús ya tenía 30 años y sus “hermanos” un mínimo de 12 años, debemos restar estos 12 años de la edad de Jesús, con lo cual nos queda 18, pero como ya vimos anteriormente, de esos 18 años, durante sus 12 primeros años no se habla de ningún “hermano”, que era la edad que Jesús tenía cuando fue encontrado en el Templo. Por lo mismo debemos restar otros 12 años de los 18, con lo cual nos quedan 6 años. Por último, llegaríamos a una conclusión, lógicamente errada, porque es imposible:


Si José y María, no tuvieron otros hijos aparte de Jesús, durante sus primeros 12 años de vida, y tampoco los tuvieron en los 12 años previos a los 30 años de Jesús (por lo explicado anteriormente, sobre la condición necesaria de que estos supuestos “hermanos” debían de ser adultos), entonces; si tuvieron un mínimo de 7 hijos más, los debieron tener en únicamente 6 años, es decir a un ritmo de un parto cada aproximadamente 10 meses. ¿Es esto aceptable? Pues sinceramente no creo que alguien en su sano juicio podría aceptar semejante barbaridad. Todo por una sencilla razón: María y José no tuvieron más hijos que Jesús.


Lc 2.48 ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados’.




Pero veamos otro punto: cuando María responde al ángel, tras el anuncio de éste de que iba a ser madre del Salvador: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?”, notamos claramente que no puede haber más que una sola explicación y que es la siguiente: María pensaba permanecer virgen perpetuamente desde antes de la visita del ángel, es decir, ser célibe. Si no fuera así, no hubiera hecho la pregunta mencionada, puesto que si hubiera pensado tener relaciones con José, como cualquier otra mujer casada, al anuncio del ángel de que iba a ser madre, no habría reaccionado con esa sorpresa, ya que habría asumido que el ángel se refería a un hijo que tendría con José, su esposo. Pero, como María pensaba conservar la virginidad, tuvo que sorprenderse y preguntar de esa forma al ángel, pues no estaba en sus planes el tener relaciones carnales con José.

Lc 1.34 María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?’.




Además, Jesús, antes de morir, entregó a su madre al apóstol más amado, puesto que sabía que si no lo hacía, ella quedaría sola, ya que era viuda y no contaba con otros hijos, más que el mismo Jesús, lo cual demuestra una vez más que El fue su único hijo. Si María hubiese tenido otros hijos no habría sido necesario que Jesús la encomendase con su apóstol Juan. Y aún más, esto nos confirma que Jesús amaba a María, su madre, y se preocupaba por ella; tanto así que no la encomienda con cualquier persona, sino con el discípulo más amado. Si decimos ser cristianos, seguidores, imitadores de Cristo; entonces, debemos al igual que lo hizo Jesús, amar a María, su madre.


Jn 19.27 Dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.




Por otro lado, para aclarar mejor el tema, veamos quiénes eran realmente estos hermanos de Jesús, utilizando lo que la misma Palabra de Dios nos dice al respecto, y veremos que todos ellos, no eran más que familiares o parientes, y no hermanos de padre y/o de madre, como equivocadamente piensan algunos que están fuera de nuestra Iglesia:


Santiago y Judas, son parientes o “hermanos” como los llama la Escritura; incluso de Judas se dice en el libro de los Hechos que era hijo de Santiago, pero, en el sentido bíblico, sigue siendo su “hermano”. Ninguno de los dos, al comenzar sus Cartas se llama a sí mismo: hermano de Jesús, sino mas bien, servidores de Cristo Jesús, además, Judas mismo se reconoce como “hermano” de Santiago al iniciar su Carta. Ninguno de los dos refiere ser hermano de Jesús, en el sentido de ser hijos del mismo padre y/o madre, por una sencilla razón: Jesús fue hijo único de María. No debemos confundir a este Santiago, hijo de Alfeo, con Santiago, hermano de Juan, estos últimos, hijos de Zebedeo. Por otro lado, este Judas (o Tadeo) es diferente al Iscariote, que traicionó a Jesús.


Lc 6.15-16 Santiago, hijo de Alfeo, … Judas, hermano de Santiago.

Hch 1.13 Santiago, hijo de Alfeo, … y Judas, hijo de Santiago.

Stgo 1.1 Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor.

Jd 1 Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago.


Tanto Santiago y Judas, “hermanos de Jesús”, son del grupo de los doce apóstoles. Alguno podrá objetar que no existe prueba de que así sea, pero si revisamos lo que dice Pablo en su carta a los gálatas, concluiremos que efectivamente fueron del grupo de los doce, al menos Santiago:


Gal 1.19 Pero no vi a ningún otro apóstol fuera de Santiago, hermano del Señor.


Por último, vemos que tanto Santiago como José (otro “hermano” del Señor), son hijos de la misma madre María. En la cita que sigue se le llama Santiago el Menor, para diferenciarlo del otro Santiago, el Mayor, hermano de Juan.


Mc 15.40; Mt 27.56 María, madre de Santiago el Menor y de José.


Y para terminar, alguno que no se quiere convencer podría insistir que la María mencionada, es María, madre de Jesús; pero, como vemos en la siguiente cita, Juan el evangelista, la distingue de la Madre de Jesús, mencionándola a continuación y haciendo referencia que era pariente suya, debido probablemente a lo cual sus hijos eran parientes o “hermanos” de Jesús.

Jn 19.25 Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás.





Ad mayorem Dei gloria





EL SIGNIFICADO DEL TÉRMINO “HERMANO” EN LA BIBLIA


Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna





Para completar el sentido del tema anterior sobre María, veamos que la Biblia utiliza la palabra “hermano” no solamente para referirse a los hijos de uno o ambos progenitores, sino también a los parientes, a los miembros de una misma tribu, a los integrantes de un mismo clan, una misma raza, de la misma religión, a las personas que tienen un mismo oficio, a pueblos vecinos; entre otros sentidos. Por lo tanto, no se puede argumentar que como en la Biblia se habla de hermanos de Jesús se refiere a que El tuvo más hermanos de padre y/o madre, sino mas bien se hace referencia a sus parientes.


Comencemos por mostrar algunas citas bíblicas, que utilizan el término “hermano” para referirse a parientes y no a hijos del mismo padre y/o madre, con sus respectivos textos explicativos:


Gn 13.8 Abram le dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y los tuyos, ya que somos hermanos’

Gn 14.14 En cuanto oyó Abram que los cuatro jefes habían llevado prisionero a su hermano Lot, escogió trescientos dieciocho de sus hombres.

Gn 11.27-28 Terá fue padre de Abram, de Najor y de Harán. Harán fue padre de Lot.

Gn 11.31 Terá tomó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a su nueva Saray, esposa de Abram.

Gn 12.5 Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado.

Gn 14.12 Se llevaron también con ellos a Lot, hijo del Hermano de Abram.



Encontramos en los textos anteriores que Abraham es tío de Lot, pues éste es hijo de su hermano Harán; sin embargo, en lugar de referirse a él como su sobrino – que es lo que en realidad era – lo llama su “hermano”.


Gn 29.15 Labán le dijo (a Jacob): ‘¿Acaso porque eres hermano mío vas a trabajar para mí de balde?’

Gn 29.10 Apenas Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre.

Gn 29.13 Apenas supo Labán que Jacob era el hijo de su hermana, corrió a su encuentro.




Aquí, en los textos previos, también podemos encontrar otro buen ejemplo del uso del término “hermano”. Labán es hermano de Rebeca, cuyo hijo es Jacob. Por lo tanto, Labán es tío de Jacob. Pese a todo, igual lo llama “hermano” sin que por eso exista un error en la Biblia. Lo que ocurre, como hemos dicho, es que la palabra “hermano” en la Biblia puede ser usada para referirse al parentesco en general.


2 Sm 13.1 Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy bella llamada Tamar.

2 Sm 14.27 (Absalón) tuvo tres hijos y una hija que se llamaba Tamar y era muy bella.


En este tercer caso, vemos que la Biblia refiere que Absalón tenía una “hermana” llamada Tamar, sin embargo, si revisamos bien veremos que en realidad Tamar era su hija.


Para reforzar lo dicho anteriormente, veamos otros textos bíblicos que muestran los diversos sentidos de la palabra “hermano” en la Biblia. Primero, para referirse a un parentesco diferente a los hijos de los mismos padres; ya sea primos, tíos, esposos, novios, o incluso, para referirse a amigos:


Gn 24.60 Y bendijeron a Rebeca, diciendo: ‘Hermana nuestra, ojalá des vida a multitudes’.

Gn 27.37 Respondió Isaac: ‘Lo he hecho tu señor y señor de todos tus hermanos’.

Gn 31.54 Jacob ofreció un sacrificio en el monte y convidó a comer a todos sus hermanos.

Lev 25.48-49 Después de haberse vendido le quedará el derecho de rescate; uno de sus hermanos podrá rescatarlo. Lo rescatará su tío paterno, o el hijo de su tío, o algún otro pariente cercano suyo dentro de su familia.

Jos 17.3-4 Selofjad, …., no tenía hijos, sino solamente hijas… Ellas se presentaron … diciendo: ‘Yavé ordenó por medio de Moisés que se nos diese posesión en medio de nuestros hermanos’. Se les dio entonces una herencia en medio de los hermanos de su padre.

2 Sm 1.26 Por ti estoy apenado, Jonatán, hermano mío … Tu amistad era para mí más maravillosa que el amor de las mujeres.




1 Cr 23.22 Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por esposas.

Tob 8.4 Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: ‘Levántate, hermana, y pidamos a nuestro Señor que tenga misericordia’.



Tob 8.7 ‘Ahora, Señor, tomo a mi hermana con recta intención y no buscando el placer’.

Cant 4.9 Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada tuya.

Cant 4.10,12 ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía!. Un jardín cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado.

Cant 5.1 He entrado en mi huerto, hermana mía, novia mía.

Cant 5.2 Oí la voz de mi amado que me llamaba: ‘Ábreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía’.


También podemos encontrar el uso del término “hermano” para hacer referencia a miembros de la misma raza:


Gn 25.18 Sus descendientes permanecieron en la región que se extiende desde Hevilá hasta Sur… Se mantienen a distancia de todos sus hermanos.

Gn 29.4 Jacob dijo a los pastores: ‘Hermanos, ¿de dónde son ustedes?’.

Ex 2.11 Siendo Moisés ya mayor, se preocupó por sus hermanos …Le tocó ver cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.




Lv 25.35 Si tu hermano pasa necesidad y ves que no puede salir del apuro, ayúdalo aunque sea forastero o huésped, para que pueda vivir junto a ti.

Lv 25.36 Teme a tu Dios y haz que tu hermano pueda vivir junto a ti.

Lv 25.46 Pero tratándose de tus hermanos israelitas, no actuarás en forma tiránica, sino que los tratarás como a tus hermanos.

Lv 25.47 Si el extranjero o el forastero que vive contigo adquiere bienes, y en cambio tu hermano se empobrece al lado de él…

Dt 15.7 Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, …, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano.

Dt 15.11 Nunca faltarán pobres en este país, …te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre.

Dt 15.12 Si tu hermano, hebreo, varón o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo lo dejarás libre.

Dt 17.15 Pondrás a tu cabeza un rey elegido por Yavé de entre tus hermanos. No pondrás a tu cabeza un rey extranjero que no sea hermano tuyo.

Dt 18.15 Yavé hará que se levante para ti, de en medio de tus hermanos, un profeta como yo.

Dt 18.18 ‘Yo haré que se levante de en medio de sus hermanos un profeta, lo mismo que hice contigo’.

Dt 19.4 Mira en qué caso el que dio muerte a un hombre podrá refugiarse allí para salvarse: si hirió involuntariamente a su hermano al que no tenía odio.

Dt 19.19 Le impondrán a él la pena que pretendía imponer a su hermano.

Dt 20.8 ‘¿Hay aquí algún hombre que tenga miedo …? Regrese inmediatamente a su casa para que no contagie con su miedo a sus hermanos’.

Jue 21.6 Los hijos de Israel se compadecieron de su hermano Benjamín.

Esd 7.12,18 Artajerjes, rey de reyes, a Esdras: …‘Con el resto de la plata y el oro, harás lo que mejor te parezca ti y a tus hermanos’.

Neh 5.5 Sin embargo, somos de la misma raza que nuestros hermanos.

Neh 5.7 Llamé la atención a los notables y a los consejeros, diciéndoles: ‘¿Por qué ustedes no tienen lástima de sus hermanos?’.

Neh 5.8 Y les dije: ‘Nosotros hemos rescatado en la medida de nuestras fuerzas a nuestros hermanos judíos que eran esclavos’.

Neh 13.13 Los nombré a ellos porque eran considerados personas responsables. Su trabajo consistía en distribuir los alimentos a sus hermanos.

1 Mac 2.40 Se dijeron: ‘No podemos hacer como nuestros hermanos, sino que debemos luchar contra los paganos para defender nuestra vida’.

1 Mac 5.25 Allí encontraron a los nabateos, que los recibieron … y los pusieron al tanto de lo que ocurría a sus hermanos de la región de Galaad.

1 Mac 5.32 (Judas) dijo a los de su ejército: ‘Luchemos hoy por nuestros hermanos’.

1 Mac 9.10 Judas les contestó: ‘Líbreme Dios de huir ante ellos. Si ha llegado nuestra hora, moriremos como valientes por nuestros hermanos’.



2 Mac 1.1 ‘A los hermanos judíos que viven en Egipto, los saludan sus hermanos judíos que están en Jerusalén y en la región de Judea’.

2 Mac 5.23 Sí, este hombre tenía odio enorme a sus hermanos judíos.

2 Mac 15.14 Había dicho a Judas: ‘Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío’.

Is 9.18 Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.

Jer 34.9 Cada uno debía dejar libres a sus esclavos de raza hebrea, hombres o mujeres. Nadie debía mantener en esclavitud a uno de sus hermanos judíos.

Zac 7.9 ‘Tomen decisiones justas, actúen con sinceridad, sean compasivos con sus hermanos’.


El término “hermano” se empleaba también para referirse a miembros de la misma tribu o clan:


1 Cr 5.13 Sus hermanos, por casas paternas, fueron: Miguel, Mesulam, Seba, Yoraim, Yacán, Zía y Héber.

1 Cr 7.5 Sus hermanos, de todas las familias de Isacar, eran ochenta y siete mil esforzados guerreros.

1 Cr 9.6 De los hijos de Zéraj: Seuel y sus hermanos: seiscientos noventa.

1 Cr 9.9 Y sus hermanos, según sus genealogías: novecientos cincuenta y seis. Todos estos eran jefes de familias.

1 Cr 9.13 Y sus hermanos, jefes de sus casa paternas: mil setecientos sesenta hombres aptos para los ejercicios del culto.


Veamos la utilización de la palabra “hermano”, cuando se hablaba de personas que compartían la misma ocupación o realizaban el mismo trabajo o cuando se comunicaban entre sí quienes ostentaban la autoridad dentro de sus pueblos:

Nm 8.26 En adelante podrán ayudar a sus hermanos en la Tienda de las Citas, pero ya no tendrán funciones. Así harás con los levitas.

Esd 8.24 Escogí a doce de los jefes de los sacerdotes y, además, a Serebías y a Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos.



Neh 3.1 El sacerdote principal Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, se encargaron de construir la Puerta de las Ovejas.

Neh 3.17,18 A continuación trabajaron los levitas … ; después sus hermanos: Binuy, hijo de Jenadad, jefe de la mitad del distrito de Queilá.

Neh 12.7 Salu, Amoq, Jilquías, Jedaías. Estos tenían el mando entre los sacerdotes, sus hermanos, en tiempos de Josué.

1 Mac 10.18 ‘El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, paz’.

Sal 133.1 ¡Qué bueno y qué tierno es ver a esos hermanos vivir juntos!


Se acostumbraba incluso a usar la palabra “hermano”, cuando se hacía mención a pueblos vecinos o aliados:


Nm 20.14 Desde Cadés, Moisés mandó a decirle al rey de Edom: ‘Así habla tu hermano Israel’.

1 Mac 12.6 ‘Jonatán, sumo sacerdote, el senado de la nación, los sacerdotes y todo el pueblo de los judíos, a los ciudadanos de Esparta, sus hermanos: paz’.

1 Mac 14.20 ‘Los jefes y el pueblo de Esparta, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos’.

1 Mac 14.40 Pues sabía que los romanos consideraban a los judíos amigos, aliados y hermanos, y habían recibido con honores a los mensajeros de Simón.

Am 1.11 ‘Mi sentencia en contra de Edom por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque ha perseguido con espada a su hermano Israel’.

Abd 10 A causa de tu violencia contra tu hermano Jacob quedarás cubierto de vergüenza y desaparecerás para siempre.


Además, entre miembros de la misma religión se suele usar el término “hermano” para hacer alusión a los integrantes de la congregación, como se hace incluso hasta nuestros días, así como para referirse en general al prójimo:


Mt 5.22 Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado …

Mt 5.23 Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda ante el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar y vete antes a hacer las paces con tu hermano.

Mt 7.3 ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, … ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa. Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así veras mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano.

Lc 17.3 Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo.

Jn 20.17 Jesús le dijo: ‘Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes’.



Hch 9.17 Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció …’



Hch 21.20 Dieron gloria a Dios por lo que escuchaban, pero luego le dijeron: ‘Bien sabes, hermano, cuántas decenas de millares de judíos …’

Rom 14.21 Mejor es abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.

Rom 16.14 Saluden a Asíncrito, a Flegón, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.

1 Cor 7.12 ‘Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, pero acepta vivir con él, que no la despida’.

2 Cor 1.1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo saludan a la Iglesia de Dios.



Ef 6.21 Si quieren noticias de mí y de lo que hago, se las dará Tíquico, nuestro hermano querido y ministro fiel en el Señor.

Fil 2.25 Me pareció necesario devolverles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado, y al que ustedes enviaron.

1 Tes 4.6 Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él.

Flm 1-2 Carta de Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo nuestro hermano, a Filemón nuestro querido compañero de trabajo, a nuestra hermana Apia.

Heb 8.11 Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano diciéndole: ‘Conoce al Señor’.

Stgo 1.9 El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora.

1 P 5.12 He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas.

1 Jn 2.9 Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas.

3 Jn 3 Grande ha sido mi alegría al oír alabar tu verdad a los hermanos que llegaron, puesto que vives en la verdad.

Por último, encontramos otros usos del término “hermano”, además de los ya mencionados:


Jb 17.14 Al sepulcro le dije: ‘Tú eres mi padre’, y a los gusanos: ‘Mi madre y mis hermanos’.

Jb 30.29 Me he hecho hermano de chacales, compañero de avestruces.

Tob 5.14 Tobit exclamó: ‘Que te conserves sano y salvo hermano. Eres de nuestra parentela, de clase buena y honrada’.

Tob 6.10,13 Rafael dijo al joven: ‘Hermano Tobías… Tú tienes derecho de obtenerla; así que escúchame hermano’.

Tob 6.14,15 ‘Hermano Azarías, he oído decir que esta joven ya ha sido dada a siete maridos …’ … Respondió el ángel: ‘Hermano, no te preocupes …’



Tob 7.1 Tobías dijo: ‘Hermano Azarías, vamos … a casa de nuestro hermano Ragüel’… Lo saludaron y él respondió: ‘Bienvenidos sean, hermanos’.

Tob 7.3 Edna les respondió: ‘Hermanos, ¿de dónde son?’.

Prv 18.9 El que flojea en su trabajo es hermano del que demuele.

Sal 15.3 El que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios.




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