sábado, 2 de enero de 2016

¿Es la Iglesia Católica la ramera del Apocalipsis?

Dr. Jorge Rodríguez Reyna.

Algunos personajes que odian a la Iglesia Católica la acusan de ser la ramera del libro del Apocalipsis. Uno de los argumentos que utilizan se basa en el capítulo 17: "9 Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer" (versión bíblica protestante Reina-Valera).

Dado que Roma es conocida como la "ciudad de las 7 colinas", asumen que El Vaticano (la Iglesia Católica) es la ramera del Apocalipsis. Lo que se olvidan estos amigos es que si bien es cierto Roma es la ciudad de las 7 colinas, El Vaticano se encuentra al Oeste de Roma, separada de la misma por el río Tíber, por lo cual cualquiera con un mínimo de conocimientos de geografía notará que El Vaticano no está rodeado ni asentado en 7 montes, sino fuera del perímetro de los mismos, quedando por tanto refutado el supuesto argumento, como lo demuestra el siguiente mapa:



viernes, 1 de enero de 2016

Historia de un milagro: cuando la Biblia pesó 7 kg

Dr. Jorge Rodríguez Reyna


Ocurrió en mi reciente viaje a Chicago, Illinois, EEUU, concretamente en el trayecto de retorno, en la madrugada del 7 de Diciembre del año que acaba de terminar (2015), en el Aeropuerto Internacional O'Hare de la ciudad de Chicago.

Itinerario de regreso Chicago - México DF - Lima

Venía de regreso con mi padre, desde Chicago hacia Lima, con escala y conexión en México DF. Cada uno tenía su propia maleta, la mía era de mayor tamaño. Cuando nos presentamos en el counter para registrar el equipaje resultó que la mía pesaba 26.7 kg, es decir 3.7 kg más del límite permitido que es 23 kg, pero según me explicó el empleado de Aeroméxico, necesariamente por reglamento no podía pesar más de 23 kg, de lo contrario tendría que pagar $15 por cada kg adicional, en este caso $45, dado que el exceso lo redondearon en 3 kg. Me dijo el empleado que si quería evitar pagar la penalidad, debería retirar algunas piezas de mi maleta, hasta alcanzar el peso límite de 23 kg. El problema era que la maleta de mi padre, que había pesado 18 kg, estaba totalmente llena y no cabía absolutamente nada adicional. Con pesar y malestar miré el rostro de mi padre, como diciéndole que no nos quedaba más opción que pagar la penalidad de $45. Incluso tomé mi billetera para sacar el dinero, cuando mi papá me pidió que abriéramos mi maleta para intentar retirar algo que al menos redujera el peso y por consiguiente la penalidad económica por exceso de peso. Con incredulidad acepté, pero con una mínima esperanza de reducir siquiera 1 kg, para pagar sólo $30.

Las maletas de mi padre y mía, con sus respectivas iniciales

Al abrir la maleta, vimos que la mayor parte de su contenido eran vestimentas de gran volumen, como casacas, zapatos, además de adornos, que con toda seguridad no podrían caber en la maleta de mi padre, y sobre todo porque ésta última estaba llena al tope. Lo único relativamente pequeño que encontramos a simple vista fue la Biblia que mi papá había llevado para el viaje y un frasco de vitaminas que compramos en Walgreens. A lo sumo la Biblia pesaba menos de 1 kg y el frasco de vitaminas, 600 g (Ya de vuelta en casa comprobamos que la Biblia pesaba 800 g y el frasco de vitaminas, 500 g). Así que retiramos estos dos elementos. La Biblia de mi padre a duras penas consiguió entrar en un bolso pequeño que él llevaba y el frasco multivitamínico también con dificultad en mi mochila, que era mi equipaje de mano. Pensábamos que con esos dos elementos extraídos de la maleta, tal vez habíamos reducido $15 de penalidad.

Frasco de multivitamínico (peso 0.5 kg)

Pero nuestra sorpresa fue mayúscula, cuando al colocar la maleta nuevamente para ser pesada, la balanza marcó 18.3 Kg. Y a pesar de recolocarla, la balanza seguía marcando dicho valor. En otras palabras, la Biblia había pesado aproximadamente 7 kg y al reducirse esa cantidad en el peso de la maleta, ya no tuvimos que pagar la penalidad por exceso de equipaje. Con alegría y complicidad, cruzamos miradas con mi viejo (mi padre), como entendiendo el hecho sobrenatural que nos estaba ocurriendo. Luego, simplemente rotularon ambas maletas para subirlas a bordo del avión.

Lo más intrigante de nuestro periplo fue que al recoger nuestras maletas para tomar nuestro próximo vuelo desde Lima hacia Trujillo, al subir mi maleta a la balanza, esta marcó 25.4 kg, es decir, el peso correcto. La Biblia y el frasco de vitaminas pesaban en conjunto algo más de 1 kg, pero como en Lima no nos pusieron inconvenientes por ese leve exceso de equipaje, no tuvimos que pagar ninguna penalidad.

Dios obra maravillosamente, a través de grandes e impactantes milagros. También obra con milagros aparentemente más sencillos, pero igual de impactantes e importantes para quienes lo sabemos descubrir en cada momento de nuestra vida. Y bueno, este 7 de Diciembre realmente fue impactante para mi padre y para mí, pues el Señor nos ayudó para no tener que pagar ninguna penalidad económica, concediéndonos un milagro sólo para nosotros dos, pues nadie más se dio cuenta de ello.

Si Dios hizo el Universo entero, si abrió las aguas del Mar Rojo, si resucitó muertos, si multiplicó los panes, y tantas otras maravillas, ¿cómo es que no podría hacer que nuestra Biblia pesara 7 kg por un momento?

La Biblia de mi padre, que pesó 7 kg (peso real: 0.8 kg)

Les comparto este milagro, pues no puedo guardarme algo maravilloso que el Señor me concedió durante mi viaje. Qué este testimonio sirva para fortalecer la fe de todos cuántos lean este relato y a todos cuántos pueda llegar.
Dios les bendiga.

“Para Dios, nada hay de imposible” (Lucas 1,37)