Dr. Jorge Arturo Rodríguez Reyna
La respuesta es claramente no, como nos lo dice la Palabra de Dios. Hay una sola vida en la cual nos jugamos – por decirlo de alguna forma – nuestro destino eterno. Después de esta vida viene el juicio ante Dios, en el cual tendremos que rendir cuentas de todas nuestras obras, de toda nuestra existencia. Ese día, todo quedará al descubierto, incluso lo más oculto de nuestro ser, pues para Dios nada permanece oculto. Veamos los textos bíblicos que nos dicen de manera contundente que la reencarnación es imposible:
Lc 16.22 Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham.
Lc 20.35-36 Pero los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir.
Lc 23.43 Jesús le respondió: ‘En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso’.
Hb 6.2 La doctrina referente a los bautismos, la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio definitivo.
Hb 9.27 Los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio.
En la parábola del pobre Lázaro y el rico, vemos que cuando muere Lázaro es llevado directamente al cielo. En ningún momento se mencionan otras vidas, como erróneamente creen quienes aceptan la reencarnación. En la carta a los Hebreos se dice que hay una sola muerte, así como un solo juicio: un juicio definitivo. No hay cabida para otras existencias, como propugnan las religiones orientales. Jesús le dice al ladrón arrepentido que estaría con El, en el mismo día. Directamente iría a gozar de la vida eterna. No le dice que tendría que pasar por otras vidas para reparar la vida presente, pues esa es una creencia equivocada, “sacada y desempolvada del closet” y presentada como novedosa por los movimientos gnósticos de la actualidad, que se escudan tras diversas denominaciones, entre ellas la más conocida como Nueva Era o New Age.
Ad mayorem Dei gloria
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